lunes, 25 de abril de 2016

El percherón negro.


Atahualpa Yupanqui
Yo quiero un caballo negro.

Yo quiero un caballo negro,
y unas espuelas de plata.

Yo quiero un caballo negro,
y unas espuelas de plata,
para alcanzar la vida,
que se me escapa,
que se me escapa.

Yo quiero un lazo trenzado,
mezcla de toro y guanaco.

Yo quiero un lazo trenzado,
mezcla de toro y guanaco,
para enlazar esos sueños,
que se fugaron,
que se fugaron.

Yo quiero un poncho que tenga,
el color de los caminos,
para envolverme en la noche,
de mi destino,
de mi destino.

Caballo, espuelas y lazo,
pienso que no han de servir.
Ya ni el poncho me hace falta.
Voy a dormir,
voy a dormir,
voy a dormir.

jueves, 21 de abril de 2016

Se alquila la probreza. ¿Quien la quiere?

Pablo Neruda
LA POBREZA

Ay no quieres,
te asusta
la pobreza,

no quieres
ir con zapatos rotos al mercado
y volver con el viejo vestido.

Amor, no amamos,
como quieren los ricos,
la miseria. Nosotros
la extirparemos como diente maligno
que hasta ahora ha mordido el corazón del hombre.

Pero no quiero
que la temas.
Si llega por mi culpa a tu morada,
si la pobreza expulsa
tus zapatos dorados,
que no expulse tu risa que es el pan de mi vida.
Si no puedes pagar el alquiler
sal al trabajo con paso orgulloso,
y piensa, amor, que yo te estoy mirando
y somos juntos la mayor riqueza
que jamás se reunió sobre la tierra.

lunes, 18 de abril de 2016

Alborecer.



Agata-Laberinto.
Alborecer.

Sentirte entrando entre las paredes de mi laberinto
minucioso y milimétrico.
Seguir hasta que mis gritos se queden sin aire,
hasta que mis uñas se claven en tu carne.
Esta noche deja huérfanas las distancias.
Acampa en mis piernas
(Eres el alborecer bajo mi vientre).

jueves, 14 de abril de 2016

Aparatos del recuerdo.

Óscar P.
Recuerdos del ayer.

Dulce resultó conocerla
Y más aún el sabor se sus labios,
más que amargo fue perderla,
después de amarla tantos años.
Parece que mis oídos aún retienen
las frases tiernas que me decía,
y mis manos con temblor sostienen
aquel rostro que ¡tanto quería!

Se marchó… y con ella mi vida
hundiéndome en esta soledad a la que tanto temía.
Y de mis manos cayó aquel papel,
de mis ojos dos lágrimas rodaron
sí… eran recuerdos del ayer
que de mi mente… nunca se apartaron.

miércoles, 13 de abril de 2016

Piedra para el recuerdo.

José Antonio Labordeta. 

Es la piedra y el reino de la piedra
lo que sobre los hombres permanece –de niño
escondí en esta tierra mi inocencia- después
de que la lluvia haya cesado. Aquí,
el águila no importa,
no importa la víbora ni el sarrio.
Sólo la roca aupada contra un cielo azulado
es lo que importa.

                Preguntad por el río,
la nieve, por el hielo. Preguntad
por la vida –yo la cogí por estos precipicios-
y nadie sabrá que responderos.

Es tan sólo la roca, lo repito,
lo que señala el valle y la vaguada.

                El pueblo, monótono, se aburre,
se emborracha. No existe el horizonte. La roca,
esa mano de Dios petrificada, es la única señal
que al hombre aguarda.

  (Cantar y callar)

lunes, 11 de abril de 2016

El Chucho Rojo.

A Niebla, mi perro 
(Rafael Alberti)


"Niebla", tu no comprendes: lo cantan tus orejas,
el tabaco inocente, tonto de tu mirada,
los largos resplandores que por el monte dejas
al saltar, rayo tierno de brizna despeinada.
Mira esos perros turbios, huérfanos, reservados,
que de improviso surgen de las rotas neblinas
arrastrar en sus tímidos pasos desorientados
todo el terror reciente de su casa en ruinas.
A pesar de esos coches fugaces, sin cortejo,
que transportan la muerte en un cajón desnudo,
de ese niño que observa lo mismo que un festejo
la batalla en el aire, que asesinarle pudo.
A pesar del mejor compañero perdido,
de mi más tristísima familia que no entiende
lo que yo más quisiera que hubiera comprendido,
y a pesar del amigo que deserta y nos vende.
"Niebla", mi camarada,
aunque tu no lo sabes, nos queda todavía,
en medio de esta heróica pena bombardeada,
la fe, que es alegría, alegría, alegría.

miércoles, 6 de abril de 2016

Las telas del frío.


Luis Cernuda.
Telarañas cuelgan de la razón.

Telarañas cuelgan de la razón 
En un paisaje de ceniza absorta; 
Ha pasado el huracán de amor, 
Ya ningún pájaro queda. 

Tampoco ninguna hoja, 
Todas van lejos, como gotas de agua 
De un mar cuando se seca, 
Cuando no hay ya lágrimas bastantes, 
Porque alguien, cruel como un día de sol en primavera, 
Con su sola presencia ha dividido en dos un cuerpo. 

Ahora hace falta recoger los trozos de prudencia, 
Aunque siempre nos falte alguno; 
Recoger la vida vacía 
Y caminar esperando que lentamente se llene, 
Si es posible, otra vez, como antes, 
De sueños desconocidos y deseos invisibles. 

Tú nada sabes de ello, 
Tú estás allá, cruel como el día; 
El día, esa luz que abraza estrechamente un triste muro, 
Un muro, ¿no comprendes?, 
Un muro frente al cuál estoy sólo.