lunes, 24 de agosto de 2015

Cardos verdes.


Cardos
un poema de Ted Hughes

Contra las lenguas de goma de las vacas y las azadas en manos de los hombres
los cardos clavan el aire del verano
o se abren crujiendo bajo una presión blanquiazul.

Cada uno de ellos una explosión vengativa
de resurrección, un puño firme
de armas astilladas y escarcha islandesa en estocada
de la mancha subterránea de un vikingo en descomposición.

Son como el pelo blanco y las guturales de los dialectos.
Cada uno de ellos maneja una pluma de sangre.

Después se tornan grises, como los hombres.
Segados, es su herencia. Aparecen sus hijos,
tiesos como armas, de nuevo en lucha con la misma tierra.

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