Rubén Darío.
Mar armonioso,
mar maravilloso
de arcadas de diamante que se rompen en vuelos
rítmicos que denuncian algún ímpetu oculto,
espejo de mis vagas ciudades de los cielos,
blanco y azul tumulto
de donde beta un canto inextinguible,
mar paternal, mar santo,
mi alma siente la influencia de tu alma invisible.
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