Carlos Gómez
El Callejón.
Volveremos la lugar donde nos conocimos
pensando que no queda nada por conocer,
un callejón que lo guarda todo:
el miedo de sus labios
el miedo de mis manos;
dos sonrisas perdidas
por no tener el valor de saltar hacia el otro cuerpo.
Felpudos mojados, lluvia,
una ciudad de dos habitantes
con tanto ruido interior
que todo termina convirtiéndose en silencio.
Farolas, reflejos de cielo en los charcos,
charcos que parecen océanos a los que arrojarse
para salvarse.
Su piel, mi piel.
Ambas, un mundo
en el que aparecen sus ojos,
un mundo para quedarme todas las vidas posibles.
No quiero deshacerme,
quiero que me deshaga:
con el miedo en sus labios,
la sonrisa de quien besa por primera vez
y los ojos de quien enciende o apaga una vida.
Necesito que vuelva, aunque todavía no se haya ido,
aunque ella no sepa que la espero,
y no confíe nunca en el primero.
Todavía le quiero.
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