Mario Benedetti.
Lluvia.
La lluvia está cansada de llover
yo, cansado dude verla en mi ventana.
Es como si lavara las promesas
y el goce de vivir la esperanza.
La lluvia que acribilla los silencios
es un telón sin tiempo y sin colores
y a tal punto oscurece los espacios
que puede confundirse con la noche.
Ojalá que el sagrado manantial
aburrido suspenda el manso riego
y gracias a la brisa nos sequemos
a la espera del próximo aguacero.
Lo extraño es que no sólo llueve afuera.
Otra lluvia enigmática y sin agua
nos toma de sorpresa, y de sorpresa
llueve en el corazón, llueve en el alma.
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