La moneda de hierro.
Jorge Luis Borges.
Aquí está la moneda de hierro.Interroguemos
las dos contrarias caras que serán la respuesta
de la terca demanda que nadie no se ha hecho:
¿Por qué precisa un hombre que a una mujer lo quiera ?
Miremos. En el orbe superior se entretejan
el firmamento cuádruple que sostiene el diluvio
y las inalterables estrellas planetarias.
Adán, el joven padre, y el joven Paraíso.
La tarde y la mañana. Dios en cada criatura.
En ese laberinto puro está tu reflejo.
Arrojemos de nuevo la moneda de hierro
que es también un espejo magnífico. Su reverso
es nadie y nada sombra y ceguera. Eso eres.
De hierro las dos caras labran un solo eco.
Tus manos y tu lengua son testigos infieles.
Dios es la inasible centro de la sortija.
No exalta ni condena. Obra mejor: olvida.
Maculado de infamia ¿ por qué no han de quererte?
En la sombra del otro buscamos nuestra sombra;
en le cristal del otro, nuestro recíproco.
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