lunes, 30 de junio de 2014

Vehículos de La Habana y III.


¡Ay!
La Habana está por todos lados
Como si fuese fruta
De una niñez de madera
La locura atada por una pañoleta
Como si fuese amor primero
De juventud
Vívida y falsa
Como si fuese un amigo fantasma
Que asusta y abraza a la vez
Como si fuese
Esa ciudad que lejos queda
Y lejos está.

A.C.Rey.

viernes, 27 de junio de 2014

Vehículos de La Habana II.


Cada rincón tuyo era como algo ya soñado
Caminarte todo tiempo, sin apuro,
beber la luz de tu cielo,
escuchando la voz de mi amado
hablándome de tu gente, de tu historia,
detenerme en una esquina,
mi mirada en su mirada ,
nuestras manos enlazadas
y tanto amor caminando por La Habana.
 
Tania Nesterovsky.

miércoles, 25 de junio de 2014

Vehículos de La Habana. I


Cuba nos une en extranjero suelo,
Auras de Cuba nuestro amor desea:
Cuba es tu corazón, Cuba es mi cielo,
Cuba en tu libro mi palabra sea.

José Martí.

jueves, 12 de junio de 2014

A veces un pasado si fue mejor.


Dejé un temblor, dejé una sacudida,
un resplandor se fuegos no apagados,
dejé mi sombra en los desesperados
ojos sangrantes de la despedida.

Rafael Alberti.

martes, 10 de junio de 2014

La sonrisa inesperada.


Mi lucha es dura y vuelvo

con los ojos cansados

a veces de haber visto

la tierra que no cambia,

pero al entrar tu risa

sube al cielo buscándome

y abre para mí todas 

las puertas de tu vida.
Pablo Neruda.

lunes, 9 de junio de 2014

La isla del marinero.


El mar. La mar.
El mar. ¡Sólo la mar!

¿Por qué me trajiste, padre, a la ciudad?
¿Por qué me desenterraste del mar?
En sueños, la marejada me tira del corazón.
Se lo quisiera llevar.

Padre, ¿por qué me trajiste acá?
Rafael Alberti, Marinero en tierra (1924). 

miércoles, 4 de junio de 2014

El vuelo de los sueños.


No te rindas, aún estas a tiempo
de alcanzar y comenzar de nuevo,
aceptar tus sombras,enterrar tus miedos,
liberar el lastre,retomar el vuelo.

No te rindas que la vida es eso,
continuar el viaje,
perseguir tus sueños,
destrabar el tiempo,
correr los escombros y destapar el cielo.

Mario Benedetti.

lunes, 2 de junio de 2014

El ocaso del día.


Era un suspiro lánguido y sonoro
la voz del mar aquella tarde... El día,
no queriendo morir, con garras de oro
de los acantilados se prendía.

Manuel Machado.