lunes, 31 de agosto de 2015

Días de tormentas.

Miguel Hernández.
Elegía Primera.
A Federico García Lorca.

Por hacer a tu muerte compañía,
vienen poblando todos los rincones
del cielo y de la tierra bandadas de armonía,
relámpagos de azules vibraciones.
Crótalos granizados a montones,
batallones de flautas, panderos y gitanos,
ráfagas de abejorros y violines,
tormentas de guitarras y pianos,
irrupciones de trompas y clarines.

lunes, 24 de agosto de 2015

Cardos verdes.


Cardos
un poema de Ted Hughes

Contra las lenguas de goma de las vacas y las azadas en manos de los hombres
los cardos clavan el aire del verano
o se abren crujiendo bajo una presión blanquiazul.

Cada uno de ellos una explosión vengativa
de resurrección, un puño firme
de armas astilladas y escarcha islandesa en estocada
de la mancha subterránea de un vikingo en descomposición.

Son como el pelo blanco y las guturales de los dialectos.
Cada uno de ellos maneja una pluma de sangre.

Después se tornan grises, como los hombres.
Segados, es su herencia. Aparecen sus hijos,
tiesos como armas, de nuevo en lucha con la misma tierra.

lunes, 17 de agosto de 2015

Aviso de otoño.

Poema del otoño
Rubén Darío.

Gozad del sol, de la pagana
luz de sus fuegos;
gozad del sol, porque mañana
estaréis ciegos.

lunes, 10 de agosto de 2015

La casa privilegiada.

Esta es mi casa.
 Mario Benendetti. 

No cabe duda. Ésta es mi casa
aquí sucedo, aquí
me engaño inmensamente.
Ésta es mi casa detenida en el tiempo.

Llega el otoño y me defiende,
la primavera y me condena.
Tengo millones de huéspedes
que ríen y comen,
copulan y duermen,
juegan y piensan,
millones de huéspedes que se aburren
y tienen pesadillas y ataques de nervios.

No cabe duda. Ésta es mi casa.
Todos los perros y campanarios
pasan frente a ella.
Pero a mi casa la azotan los rayos
y un día se va a partir en dos.

Y yo no sabré dónde guarecerme
porque todas las puertas dan afuera del mundo.

lunes, 3 de agosto de 2015

Girasoles.Sólo un valiente.

El corazón amarillo
Pablo Neruda.

De tanto andar una región
que no figuraba en los libros
me acostumbré a las tierras tercas
en que nadie me preguntaba
si me gustaban las lechugas
o si prefería la menta
que devoran los elefantes.
Y de tanto no responder
tengo el corazón amarillo.