lunes, 8 de agosto de 2016

Los hombres de hierro.

SIN DIOS
MARIO BENEDETTI

Mientras pasa la estrella fugaz,
acopia nuestro deseo instantáneo,
montones de deseos son los suprioritarios.
Por ejemplo,
que el dolor no me apague la rabia,
que la alegría no desarme mi amor,
que los asesinos del pueblo,
se traguen sus molares caninos de incisivos,
y se muerdan funciosamente el hígado.
que los barrotes de las celdas,
se vuelvan de azúcar o se ocupen de piedad,
y mis hermanos, puedan hacer de nuevo,
el amor, y la revolución.

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