lunes, 14 de noviembre de 2016

Otoño en los Lagos de Plitvice, Croacia.


Quiero llorar porque me da la gana
como lloran los niños del último banco,
porque yo no soy un hombre, ni un poeta, ni una hoja,
pero si un pulso herido que son las cosas del otro lado.

Quiero llorar diciendo mi nombre,
rosa, niño y abeto a la orilla de este lago,
para decir mi verdad de hombre de sangre
matando en mí la burla y la sugestión del vocablo.

Nuestro ganado pace, el viento espira.
Garcilaso. 

No hay comentarios: