lunes, 30 de octubre de 2017

Rojo arce.



Ritmo de otoño
Federico García Lorca

Sobre el paisaje viejo y el hogar humeante
quiero lanzar mi grito,
sollozando de mí como el gusano
deplora su destino.
Pidiendo lo del hombre, Amor inmenso
y el azul como los álamos del río.
Azul de corazones y de fuerza,
el azul de mí mismo,
que me pongan las manos la gran llave
que fuerce al infinito.
Sin terror y sin miedo ante la muerte,
escarchado de amor y de lirismo,
aunque me hiera el rayo como árbol
y me quede sin hojas y sin grito.

Ahora tengo en la frente rosas blancas
y la copa rebosando vino.

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